Mediación didáctica virtual en épocas de emergencia curricular



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Frente a la dinámica emergente generada por los cambios socio tecnológicos que se viven en medio de la crisis sanitaria, la educación a distancia, y entre esta la modalidad virtual, reclama la sistematización de metodologías orientadoras del proceso formativo mediante secuencias didácticas que trasciendan la mirada sobre los simples encuentros respaldados en el uso de herramientas tecnológicas como sustitución del aula física de clase, idealizándose por excelencia la "Videoconferencia" como medio para la interacción dialógica entre el tutor-participante, que consiente la construcción del aprendizaje sin llegar a estimar la contextualización y pertinencia curricular de este.

Dado este precedente, las diversas posturas y argumentos de profesionales ajenos a la formación docente, acompañado del bombardeo informativo y las propuestas formativas de acceso libre sobre los múltiples recursos que hoy por hoy experimentamos, han venido a reforzar una gran disyuntiva entre lo que parece ser claro para algunos sobre las etiquetas semánticas e instrumentación didáctica de la educación virtual, b-learning, tele-formación, tele-educación, educación en línea u online, educación no presencial, entre otras acepciones que se le han otorgado para referirse a la interacción hombre-máquina a partir de procesos síncronos y asíncronos. Dicho de otro modo, tal eventualidad se ha instaurado como "Migración o virtualización de clases presenciales", cuya concepción de emergencia curricular urge reformular en atención a las intencionalidades del aprendizaje en línea. 

No con ello se busca estigmatizar las acciones que apuntan a la formación del docente para el uso herramientas y entornos de aprendizaje mediados por la tecnología; al contrario, se pretende volver la mirada a la raíz de todo este gran reto, el cual encuentra su esencia en la formación de tutores virtuales con mayor dominio en el plano didáctico y de gestión del aprendizaje, lo que compromete un sinfín de procesos medulares para el logro de competencias desde una unidad curricular, donde la complejidad, pertinencia y esencialidad del contenido, se convierten en el punto de partida para el delineado de la secuencia didáctica operativa en atención a los retos del contexto, el desarrollo del pensamiento complejo y la autorrealización personal, situación que implica un accionar docente muy lejano al solo uso de herramientas para el desarrollo de e-actividades, como muchos “Expertos” las denominan a partir de sus juicios sobre el fenómeno de la virtualidad que recobra fuerza y visibilidad en medio de la pandemia COVID-19, pero si dejando claro que estos no son sus inicios.

Todo lo anterior encauza los esfuerzos a configurar una ruta metodológica para la praxis didáctica virtual por competencias, destinada al abordaje de la realidad educativa bajo una concepción de formación integral competente donde prive la mediación tutoral, autogestión de la información y el conocimiento, mejora continua, metacognición y sistematización del aprendizaje como un proceso complejo que encuentra cimientos en los planteamientos de la cibernética - multimedial y el currículo emergente, dónde se agota la postura “A mayor información o contenidos por enseñar, mayor será la calidad del proceso educativo”En ese sentido, la metodología referida busca la promoción de la formación por y para la vida, mediante la transferencia del conocimiento (teórico-práctico) y utilidad  del aprendizaje generado (personal - social), aludiendo de tal manera a la movilización de recursos (internos y externos) a favor del desempeño idóneo del usuario participante. 

En ese orden de ideas, resulta ineludible desatender los anhelos de un proceso formativo esencial centrado en la alineación constructivista de Biggs, por mencionar algunos referentes, que apunte a la simetría que debe prevalecer entre los competencias/objetivos/resultados de aprendizaje, los contenidos conceptuales, actitudinales y procedimental, estrategias formativas, recursos para el aprendizaje (conforme al estilo de aprendizaje del participante, naturaleza curricular de la actividad, entre otros), procedimientos de evaluación, retroalimentación y sistematización de logros alcanzados, en el marco de un proceso dialógico gradual que brinde garantías de la formación recibida, el logro de las competencias, y como estas en su conjunto tributan al perfil de egreso de un profesional capaz de brindar respuestas a las necesidades del contexto e insertarse a un mercado laboral altamente competitivo conforme a sus anhelos, valores, interés y potencialidades.

Para una próxima entrega, estaremos tratando el delineando de los componentes metodológicos basado en secuencias didácticas operativas para la mediación del aprendizaje en línea por competencias, a razón de profundizar en el ¿Qué enseñar?, ¿Por qué enseñar?, ¿Con qué?, y por sobre todo en el ¿Cómo enseñar?. Por ahora resultaría ganancia si realizamos las siguientes fijaciones: 

  • La educación virtual como variabilidad de la educación a distancia no ha llegado con esta pandemia, simplemente ganó  un nuevo significado y mayor visibilidad para quienes la creían un simple discurso de esta sociedad y era digital.
  • La educación virtual, llegó para consolidarse frente a esta batalla microbiológica. 
  • Por naturaleza, la mediación didáctica del aprendizaje presencial es totalmente distinta a la virtual, aun cuando confluyen algunos elementos medulares de la clase. 
  • Los recursos y herramientas tecnológicas son imperantes para el logro de los resultados de aprendizajes, pero estos solo encontrarán pertinencia en función de las estrategias formativas, sus técnicas y tácticas. 
  • La customización-dosificación del contenido debe partir de la esencialidad y pertinencia del qué enseñar, y en qué medida este contribuye a la resolución de problemas del contexto desde el desempeño del futuro profesional.
  • La educación virtual no se aferra al bombardeo de archivos y/o documentos en pdf, y un sin número de archivos multimedia (vídeos de youtube), para ello se deben iniciar esfuerzos para la producción de contenidos conforme a las nuevas tendencias del Microlearning, por ejemplo. 
  • La formación, experiencia  e investigación en el contexto de la educación virtual, permitirá con mayor rigurosidad y seriedad la instrumentación didáctica de la misma. No es lo mismo ser excelente profesional en un área disciplinar, que ser excelente docente desde el dominio de los supuestos pedagógicos-curriculares requeridos. 
  • La contextualización del modelo de educación virtual debe obedecer a la naturaleza de cada institución y su realidad, para ello la necesidad de gestores estratégicos de e-learning, capaces de planificar, implementar, direccionar y evaluar las acciones pertinentes en pro del cumplimiento de lo que la institución educativa exprese en cuanto a dicha modalidad. 
  • No existen patrones para consolidar la educación virtual, pero si es necesario detenerse a pensar en sus variantes desde las ciencias de la educación, pues su calidad reside en el develado de un perfil idóneo del futuro profesional. 
  • La implementación de la educación virtual es un proceso continuo y gradual, por lo que es prudente omitir la llamada "Migración de materias, carreras o planes de estudios de presencial a virtual", en búsqueda de responder a la emergencia curricular. 

Dr. Eduardo Atencio Bravo
Director General - Instituto Internacional de Estudios Superiores


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